Si uno de los mejores atributos de Menorca son sus playas y su paisaje, todavía resulta más espectacular lo que esconde bajo sus aguas turquesas. Y es que estamos ante uno de los mejores lugares del mundo para bucear y al mismo tiempo, muy poco conocidos. El hecho de considerar su ecosistema natural como una reserva marina integral y estar rodeado de cuevas, pecios y restos de naufragios, sitúa a nuestra isla como un paraíso para el buceo.

Buceo

En Menorca existen arrecifes en todo su litoral, idóneos tanto para principiantes como para expertos submarinistas. Recomendamos la inmersión en Es Cargol, que está cerca de Cala Torret, al sur de la isla y que está señalizado con una baliza. Es ideal para cualquier nivel. En el arrecife se podrán observar cuevas, arcos, chimeneas y túneles. Sin duda, las costas de Menorca están llenas de excepcionales restos arqueológicos subacuáticos y si tenemos que recomendar cuevas, las mejores inmersiones están en la zona de Cap d’en Font (Campanar, Catedral y Pou de Sa Lluna).

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En cuanto a pecios, Menorca alberga barcos enteros como el Ocean Diver (a 26 metros y hundido en Son Bou en 1991), el Georgia K (a 95 metros y hundido el 25 de noviembre de 1992 en la zona de Cavalleria), el Santa Clara (a 45 metros y hundido en 1986 en S’Algar), así como el Francisquita (a 49 metros y hundido en 1952 en Punta Nati) o incluso un trasatlántico de 130 metros de eslora que se encuentra partido por la mitad a 120 metros de profundidad en Favàritx y que pereció el 10 de enero de 1942.

Proyecto Malakoff

Proyecto Malakoff

Pero sin duda, el mejor se encuentra delante Cala Galdana, un barco de vapor francés a 38 metros de profundidad llamado Malakoff, que naufragó en 1929. Cubría la ruta entre Marsella y Algeria pero se hundió la noche del 2 de enero de 1929 frente a la costa de Menorca, después de impactar en el escollo del Gobernador a consecuencia de la niebla que no les permitió divisar el faro de Artrutx. El pecio se encuentra a 820 metros de la costa sur-oeste, entre Es Talaier y Cala Turqueta, a una profundidad de 38 metros. Después de haber sido parcialmente recuperado en 1954, perdió su silueta original aunque gran parte de la parte inferior del casco, se mantiene intacta, de la que fluyen cientos de varillas de metal retorcido que atraen a multitud de bancos de peces.